Francesco Totti cumple 40 años

#ElDato: acumula 306 goles en 763 partidos con la Roma. Debutó el 28 de marzo de 1993, en un partido ante el Brescia.

Hoy es un día especial. Francesco Totti cumple 40 años y a pesar de su longevidad, sigue demostrando su categoría dentro de las canchas tanto en lo futbolístico como en su personalidad, factores que lo han convertido no solo en una leyenda de la Roma -ha disputado toda su carrera en este club por más de 25 años-, sino también del fútbol mundial, considerado por muchos uno de los grandes futbolistas más grandes de todos los tiempos.

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La carta de Francesco Totti dirigira a todos sus fans:

«Veintisiete años atrás, tocaron la puerta de nuestro apartamento en Roma. Mi madre, Fiorella, fue a responder. Quien se encontraba en el otro lado definiría mi carrera en el fútbol.

Cuando abrió la puerta, un grupo de hombres se presentó como directores de fútbol.

Pero no eran de AS Roma. Estaba vestidos de rojo y negro.

Eran de AC Milán. Y ellos quería que fuera a jugar a su equipo. A cualquier costo.

Mi madre levantó sus manos. ¿Qué crees que le dijo a los caballeros?

Cuando eres un niño en Roma, sólo hay dos opciones posible: rojo o azul. AS Roma o la Lazio. Pero, en nuestra familia, sólo había una opción.

Desafortunadamente no conocí a mi abuelo porque murió cuando yo era niño. Pero me dejó un gran regalo. Por suerte para mí, mi abuelo Gianluca era un grandísimo aficionado de AS Roma, y él le pasó su amor a mi padre, quien nos lo pasó a mi hermano y a mí. Nuestro amor por Roma era algo que iba más allá. Roma era más que un club de fútbol. Era parte de nuestra familia, de nuestra sangre, de nuestras almas.

No veíamos muchos partidos en televisión porque, hasta en Roma, no siempre los pasaban en los 80’s. Pero cuando tenía 7 años de edad, mi padre consiguió boletos y finalmente fui a ver a La Loba en el Stadio Olímpico.

Puedo cerrar los ojos y recordar lo que sentí. Los colores, los cánticos y el ambiente. Era un niño tan animado que sólo por estar en el estadio alrededor de todos estos aficionados de Roma se despertó algo dentro de mí. No sé cómo describir la experiencia…

Bellísimo.

Es la única palabra para describirla.

Alrededor de nuestra parte de la ciudad, en San Giovanni, no creo que nadie alguna vez me haya visto sin una pelota de fútbol en las manos o en los pies. En las calles de piedra, entre las catedrales, en los callejones, en cualquier lugar.

Incluso de niño, era más que amor por el fútbol para mí. Yo ya tenía la ambición de hacer una carrera. Comencé a jugar para clubes infantiles. Tenía pósters y recortes de periódicos de (Giuseppe) Giannini, capitán de Roma, en la pared de mi habitación. Era un icono, un símbolo. Era un chico de Roma. Como nosotros.

Y de pronto, cuando tenía 13 años, hubo un golpe en nuestra puerta.

Los hombres del AC Milan estaban pidiéndome que me uniera su club. Una oportunidad para hacerla en un club grande de Italia. ¿Qué elegiría?

Bueno, no era mi decisión, por supuesto.

Mi madre era la jefa. Ella aún es la jefa. Y digamos que ella era muy apegada a sus hijos. Como una madre italiana, era algo sobreprotectora. No me quería dejar salir de casa por el miedo a que algo me pasara.

‘No, no’, le dijo a los directores. Eso fue todo lo que tuvo que decir.

Ese fue el fin. Mi primera transferencia se cayó por la jefa.

Mi padre nos llevaba a mí y a mi hermano a nuestros partidos en el fin de semana. Pero, de lunes a viernes, mi mamá estaba a cargo. Fue difícil decirle que no al AC Milán. Habría significado mucho dinero para la familia. Pero mi madre me enseñó una lección ese día: tu casa es lo más importante de la vida.

Unas semanas después, tras ser visto en uno de mis partidos infantiles, Roma hizo una oferta. Iba a vestir el amarillo y rojo.

Mi mamá lo sabía. Ella ayudó en mi carrera de muchas maneras. Sí, era protectora -aún lo es-, pero hizo muchos sacrificios para asegurarse de que estuviera en la cancha todos los días. Sé que esos primeros años fueron duros para ella.

Era mi madre la que me llevaba a las prácticas. Fuera de las canchas, ella me esperaba. Me esperaba dos, tres y, a veces, cuatro horas mientras entrenaba. Esperaba en la lluvia, en el frío, no le importaba.

Ella esperaba para que yo pudiera tener mi sueño.

No sabía que haría mi debut con AS Roma en el Stado Olímpico hasta 90 minutos antes del partido. Me senté en el autobús y mi entusiasmo subió. Cualquier paz que tenía por haber dormido la noche anterior se había ido. Los aficionados de Roma son diferentes al resto. Hay muchas expectativas en ti cuando te pones la camiseta de Roma. Tienes que probar tu valía, y no hay mucho margen para cometer errores.

Cuando caminé al campo en mi primer partido estaba rebasado por el orgullo de jugar para mi casa. Para mi abuelo. Para mi familia.

Por 25 años, el placer -el privilegio- nunca ha cambiado.

Por supuesto que ha habido errores. Y hubo un momento hace 12 años en el que pensé dejar Roma por el Real Madrid. Cuando un club exitoso, quizá el más fuerte del mundo, te pide que te unas, empiezas a pensar cómo sería la vida en otro sitio. Tuve charlas con el presidente de Roma, y eso hizo la diferencia. Pero el final, la charla que tuve con mi familia me recordó de lo que se trata la vida.

Tu casa lo es todo.

Por 39 años, Roma ha sido mi casa. Por 25 años lo ha sido como futbolista. Roma ha sido mi casa. Ganando el Scudetto o jugando la UEFA Champions League, espero haber representado y elevado los colores de Roma tan alto como pude. Espero haberte enorgullecido.

Podrías que soy un hombre que mantiene sus formas (hombre de costumbres). Ni siquiera me moví de la casa de mis padres hasta que me comprometí con mi esposa, Ilary. Así que, cuando veo hacia atrás sobre mi tiempo aquí, sé que lo que más extrañaré será la rutina, las cosas de todos los días. Las muchas horas de entrenamiento, las charlas de vestuario. Y creo que lo que extrañaré aún más es compartir un café con mis compañeros todos los días. Quizá si vuelvo como director un día, esos momentos aún estarán ahí.

La gente me pregunta: ¿por qué pasaste toda tu vida en Roma?

Roma es mi familia, mis amigos, las personas que amo. Roma es el mar, las montañas, los monumentos. Roma, por supuesto, son los romanos.

Roma es el amarillo y rojo.

Roma, para mí, es el mundo.

Este club, esta ciudad, ha sido mi vida.

Siempre.

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