#ElDato: Per Mertesacker ha jugado 107 partidos con la Selección de Alemania. Uno de los grandes referentes e históricos de la actualidad.
Siempre pensamos que a todo el mundo le encantaría ser futbolista, pero para algunos, como Per Mertesacker, ha sido un camino lleno de obstáculos y dificultades que nunca se imaginaron. Así habló el central alemán sobre su retiro en junio y su pasado como futbolista.
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Enfermedad de la que nadie sabía: «Mi estómago se revuelve como si tuviera que vomitar. En una ocasión tragué la bilis tan fuerte que hasta que mis ojos se llenaron de lágrimas. Todo esto no puede sonar como una queja, porque por supuesto soy consciente de los privilegios de mi vida. Es la primera vez que cuento lo de las náuseas. Luego viene la diarrea, en la mañana de cada día de partido, mirando hacia atrás ha ocurrido en más de 500 días de mi vida.Desde la cama tengo que ir de inmediato al baño, después del desayuno hasta el inodoro, desde el almuerzo hasta el baño, en el estadio otra vez al baño…».
Todo era por el gusto del deporte, nada profesional: «Nunca quise convertirme en futbolista profesional. El fútbol era mi hobby, y eso es todo».
Igual, está agradecido: «Mi carrera es única, tuve mucha suerte en la vida, no podía dejarla. Es difícil de explicar, pero es como un remolino del que no puedes salir. El salario, por supuesto, siempre ha sido un argumento, es un montón de dinero. Nunca diría que me pagaron en exceso personalmente. Sé lo que he hecho, la carga que he tenido que soportar. Lo que he perdido, la juventud, privacidad y libertad. Pero lo elegí de esa manera, nadie me obligó a hacerlo»
Por fin, viene el descanso: «Mi cuerpo está roto, tiene que terminar. Todo el mundo dice que saborearé el último año, jugaré tanto como pueda y absorberé todo pero no. Prefiero sentarme en el banquillo, incluso en la grada. Pero incluso si vomito antes de cada juego y voy a rehabilitación 20 veces al mes, lo haría una y otra vez. Valió la pena por los recuerdos».
No siempre es el trabajo perfecto. Hay que aguantar muchas cosas, que nosotros todavía no (y tal vez nunca) hemos vivido.