Néstor Lorenzo llegó al banco de la Selección Colombia entre murmullos por su corto camino como entrenador. Apenas había sido asistente técnico de Carlos Aimar en el Leganés de España, de José Pékerman en la Selección sub-20 de Argentina y de esa Selección Colombia que nos empezaba a devolver la ilusión entre el 2014 y el 2018. Y como Seleccionador? nada. Venía de un notorio desempeño en su único club que dirigió: el modesto Melgar de Perú a quien llevó en el 2022 a octavos de final de la Copa Sudamericana.
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Pero Néstor; de la mano de su devoción a la virgen de Chapi y absorbiendo todo el conocimiento y experiencia de lo bueno y lo malo de la era Pékerman, construyó un plan que hoy es el éxito de esta Selección Colombia que la tiene en la final de la Copa América 23 años después: James Rodríguez debía ser el capitán del barco.
“El primer jugador que fui a ver cuando acepté el trabajo fue a James. Me fui a Qatar para verlo y ver su compromiso con la Selección. Le dije: ‘Lo primero que debes hacer es salir de aquí y jugar en una liga mejor’. Y lo hizo, se fue a Grecia, incluso perdiendo mucho dinero…Admiré eso…no por mí sino por la Selección”, sentenció el DT en entrevista para el medio The Athletic de The New York Times.
Y es que tras el fracaso de Reinaldo Rueda quien no apoyó a James Rodríguez y lo dejaba a la deriva, llegó un padre que supo guiar, calmar y motivar a un pródigo que quiso volver a ser Rey.
Néstor Lorenzo. Trae a casa la segunda.