Era el último partido oficial en casa del ‘Rey de Roma’ y no fue como él lo merecía. Se vendieron todas las entradas, 70 mil almas aguardaban por su ídolo, Francesco Totti comenzó en el banco, calentó todo el segundo tiempo y entró en el tiempo añadido a dos del pitazo final, ni siquiera tocó el balón y salió con malestar de la cancha. Una imagen que es será difícil de olvidar.
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