Si había alguien que podía tirar abajo la resistencia de la muralla alemana, era el talentoso capitán negriamarillo. Y no lo hizo con cualquier golito, conectó de primera y de manera perfecta con el interior de su pie derecho la pelota, que viajó con una rosca divina y se clavó en el ángulo superior de Manolito, que a pesar de la volada solo pudo aparecer en la foto.
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